Una princesa de Tebas, llamada Antíope, dio a luz a dos hijos de Zeus, Zeto y Anfión. Temiendo la ira de su padre, abandonó a los niños en una montaña solitaria en cuanto nacieron, pero fueron descubiertos por un pastor que se los llevó a su hogar. El rey de Tebas de aquella época, Lico, y su esposa Dirce, trataron a Antíope con una gran crueldad, hasta que ella decidió huir. En cierto momento, llegó a la cabaña donde vivían sus hijos, que de algún modo la reconocieron -o ella a ellos- y, reuniendo a un grupo de amigos, fueron al palacio a vengarla. Mataron a Lico y a Dirce le dieron una muerte horrible: la ataron de los pelos a un toro. Luego, los dos hermanos arrojaron su cuerpo al manantial que desde entonces lleva su nombre.
Mitos breves, Edith Hamilton.
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