Niso, rey de Megara, tenía un mechón de cabello púrpura que le habían advertido que nunca debía cortarse: su trono sólo estaría seguro si lo conservaba. Incluso cuando Minos, el rey de Creta, sitió la ciudad, Niso pensaba que no iban a sufrir ningún daño mientras no perdiera su mechón.
Su hija, Escila, que tomó la costumbre de observar a Minos desde lo alto de la muralla de su ciudad, acabó por enamorarse locamente de él, y no se le ocurrió otra forma de atraer su atención que llevarle el mechón púrpura de su padre con el que podría conquistar Megara. Así lo hizo: lo cortó mientras su padre dormía y, llevándoselo a Minos, confesó lo que había hecho. Él se apartó de ella horrorizado y la echó de su presencia. Conquistada la ciudad, cuando los cretenses estaban ya botando sus naves para volver a casa, Escila llegó corriendo a la orilla, y tirándose al agua agarró al timón del barco que llevaba a Minos.
Pero en ese momento una gran águila se lanzó en picado sobre ella. Era su padre, a quien los dioses habían salvado convirtiéndolo en pájaro. Aterrada, la chica se soltó, y hubiera caído al agua si de repende no se hubiera convertido también en pájaro. Algún dios se compadeció de ella, a pesar de ser una traidora, porque si había pecado fue por amor.
Mitos breves, Edith Hamilton.
Del contenido
Debido a la escasez de tiempo por asuntos escolares entre otros, dedicaré a proveer información de la autora Edith Hamilton de su libro Mitología una hora como mínimo todos los días. Este blog se irá construyendo poco a poco, les pido paciencia.
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sábado, 30 de marzo de 2013
MELAMPO
Salvó y crió a dos pequeñas serpientes cuando sus criados mataron a los padres de éstas, y como mascotas ellas le recompensaron bien. Una vez, mientras dormía, se subieron a su cama y le lamieron las orejas. Melampo se despertó muy sobresaltado, y se dio cuenta de que entendía lo que se estaban diciendo dos pájaros que cantaban en su ventana. Las serpientes le habían dado el don de comprender el lenguaje de todas las criaturas voladoras y trepadoras. De este modo, aprendió a adivinar las cosas que nadie había podido ver jamás, y se convirtió en un famoso profeta.
Su ciencia le salvó la vida en cierta ocasión, cuando unos enemigos lo apresaron y lo mantuvieron prisionero en una pequeña choza. Allí estaba, cuando oyó a dos gusanos decir que la viga del tejado estaba casi totalmente carcomida y que pronto caería aplastando todo lo que había debajo. Inmediatamente, se lo dijo a sus captores y pidió que lo trasladaran a otro lugar. Ellos hicieron caso, y el tejado se derrumbó inmediatamente. Entonces, le libertaron reconociendo su carácter de adivino y dándole grandes regalos.
Mitos breves, Edith Hamilton.
Su ciencia le salvó la vida en cierta ocasión, cuando unos enemigos lo apresaron y lo mantuvieron prisionero en una pequeña choza. Allí estaba, cuando oyó a dos gusanos decir que la viga del tejado estaba casi totalmente carcomida y que pronto caería aplastando todo lo que había debajo. Inmediatamente, se lo dijo a sus captores y pidió que lo trasladaran a otro lugar. Ellos hicieron caso, y el tejado se derrumbó inmediatamente. Entonces, le libertaron reconociendo su carácter de adivino y dándole grandes regalos.
Mitos breves, Edith Hamilton.
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