Niso, rey de Megara, tenía un mechón de cabello púrpura que le habían advertido que nunca debía cortarse: su trono sólo estaría seguro si lo conservaba. Incluso cuando Minos, el rey de Creta, sitió la ciudad, Niso pensaba que no iban a sufrir ningún daño mientras no perdiera su mechón.
Su hija, Escila, que tomó la costumbre de observar a Minos desde lo alto de la muralla de su ciudad, acabó por enamorarse locamente de él, y no se le ocurrió otra forma de atraer su atención que llevarle el mechón púrpura de su padre con el que podría conquistar Megara. Así lo hizo: lo cortó mientras su padre dormía y, llevándoselo a Minos, confesó lo que había hecho. Él se apartó de ella horrorizado y la echó de su presencia. Conquistada la ciudad, cuando los cretenses estaban ya botando sus naves para volver a casa, Escila llegó corriendo a la orilla, y tirándose al agua agarró al timón del barco que llevaba a Minos.
Pero en ese momento una gran águila se lanzó en picado sobre ella. Era su padre, a quien los dioses habían salvado convirtiéndolo en pájaro. Aterrada, la chica se soltó, y hubiera caído al agua si de repende no se hubiera convertido también en pájaro. Algún dios se compadeció de ella, a pesar de ser una traidora, porque si había pecado fue por amor.
Mitos breves, Edith Hamilton.
Del contenido
Debido a la escasez de tiempo por asuntos escolares entre otros, dedicaré a proveer información de la autora Edith Hamilton de su libro Mitología una hora como mínimo todos los días. Este blog se irá construyendo poco a poco, les pido paciencia.
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sábado, 30 de marzo de 2013
EPIMÉNIDE
Epiménide tiene un lugar en la mitología debido sólo al relato de un largo sueño suyo. Vivió en torno al año 600 a.de C. y se dice que cuando era niño y buscaba a una oveja perdida cayó vencido por el sueño que duró cincuenta y siete años. Cuando despertó, sin saber lo que le había pasado, siguió buscando su oveja, pero se encontró con que el mundo había cambiado. El oráculo de Delfos lo envió a purificar Atenas de una plaga que asolaba la ciudad. Los atenienses, agradecidos, le ofrecieron una gran recompensa en dinero y él la rechazó, diciendo que sólo deseaba que hubiera amistad entre Atenas y su propio hogar, Cnosos, la capital de Creta.
Mitos breves, Edith Hamilton.
Mitos breves, Edith Hamilton.
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