Del contenido

Debido a la escasez de tiempo por asuntos escolares entre otros, dedicaré a proveer información de la autora Edith Hamilton de su libro Mitología una hora como mínimo todos los días. Este blog se irá construyendo poco a poco, les pido paciencia.

viernes, 5 de abril de 2013

ATENEA (MINERVA)

Era hija sólo de Zeus, no nació de una madre: ya desarrollada y con la armadura completa surgió de su cabeza. En la primera referencia que tenemos de ella, la Ilíada, se la presenta como una diosa guerrera fiera y despiadada, pero en otros lugares sólo guerrea para defender el Estado y el hogar de enemigos externos. Era la principal diosa de la ciudad, la protectora de la vida civilizada, de la artesanía y de la agricultura; la inventora de las brigas y la primera que domó caballos para que los usaran los hombres; y también la hija favorita de Zeus, que confiaba en ella para llevar la terrible égida, su rodela y arma devastadora, el rayo.
     Cuando se habla de ella siempre se una la expresión "ojos garzos" o, como se traduce en ocasiones, "ojos centelleantes". De las tres diosas vírgenees ella era la principal y se la llamaba la Docella, Parthenos, y a su templo el Partenón. En la poesía posterior representa la sabiduría, la razón y la pureza.
     Atenas era su ciudad destacada, el olivo creado por ella su árbol y la lechuza su pájaro.

Los dioses, Edith Hamilton.

HADES (PLUTÓN)

Era el tercer hermano entre los del Olimpo, y a él le correspondieron el inframundo y el gobierno de los muertos. También recibía el nombre de Plutón, dios de la abundancia, de los metales preciosos ocultos de la tierra. Los romanos, al igual que los griegos, lo llamaban por su nombre, pero a menudo lo traducían como dis, que en latín quiere decir rico. Tenía un célebre sombrero o casco que hacía invisible a quien lo usara. Resultaba poco habitual que dejara su oscuro reino para visitar el Olimpo o la tierra, ni nadie le alentaba mucho para que lo hiciera; no era una visita bien recibida. Era cruel e implacable, pero justo: un dios terrible, pero no malvado.
     Su esposa era Perséfone (Proserpina), a quien él se llevó de la tierra e hizo reina en el inframundo.
     Hades era el rey de los muertos, pero no la muerte en sí. A ésta los griegos la llamaban Tánatos y los romanos Orcus.

Los dioses, Edith Hamilton.


POSEIDÓN (NEPTUNO)

Era el soberano del mar, hermano de Zeus y segundo en eminencia después de él. Los griegos de ambos lados de Egeo eran marineros y el dios del mar era de suma importancia para ellos. Su esposa era Anfítrite, una de las nietas del titán Océano. Poseidón disfrutaba de un espléndido palacio bajo el mar, pero podía encontrársele a menudo en el Olimpo.
     Además de ser señor del mar, entregó al hombre el primer caballo, y era venerado tanto por lo uno como por lo otro.

Señor Poseidón, de ti nos viene este orgullo
Los caballos fuertes, los potros, y también el dominio de las profundidades.

La tormenta y la calma estaban bajo su control.

A su orden soplaban los vientos de tormenta
Y se levantaban las olas del mar.

     Pero, cuando conducía su carro dorado sobre las aguas, el estruendo de las olas se sumía en quietud y una paz calma seguía a sus ruedas, que se deslizaban con suavidad.
     A veces se le llamaba "el Agitador de la tierra", y se le mostraba siempre portando su tridente, un arpón de tres puntas, con el que era capaz de sacudir y agitar cualquier cosa.
     Tenía cierta relación con los toros y los caballos, pero el toro estaba relacionado también con muchos otros dioses.

Los dioses, Edith Hamilton.


miércoles, 3 de abril de 2013

HERA (JUNO)

Esposa y hermana de Zeus, la criaron los titanes Océano y Tetis. Era la protectora del matrimonio, y las mujeres casadas su principal preocupación. En el retrato que los poetas hacen de ella se la ve muy poco atractiva; sin embargom en uno de los primeros poemas se la llama.

Hera, entronizada en oro, reina entre los inmortales
Suprema entre ellos en belleza, la gloriosa dama
Todas las deidades del alto Olimpo la reverencian
Y honran incluso como a Zeus, señor del trueno.

Pero todas las informaciones detalladas sobre ella muestran que se dedicó principalmente a castigar a las muchas mujeres de las que Zeus se enamoraba, incluso cuando éstas cedían sólo porque él las obligaba o engañaba. Hera no tenía en cuenta que hubiera sido reticentes o inocentes: las trataba a todas por igual. Su furia implacable las seguía, a ellas y a sus hijos también; nunca olvidaba un agravio. La Guerra de Troya podía haber acabado en una paz honorable, con ambos bandos empatados, si no hubiera sido por su odio hacia un troyano que había juzgado que otra diosa era más hermosa que ella. Hasta que no vio Troya en ruinas, Hera no consideró vengado el agravio de su belleza.
     En un relato importante, el de la búsqueda del Vellocino de Oro, ella es la misericordiosa protectora de los héroes y la inspiradora de sus hazañas, pero es el único. Sin embargo, se la veneraba en todos los hogares como diosa de las mujeres casadas, y a ella se recurría en busca de ayuda.

Ilitía, que asustía a las mujeres en los partos era su hija.
La vaca y el pavo real eran sus animales sagrados y Argos su ciudad favorita.

Los dioses, Edith Hamilton.